Recién había terminado la ceremonia de asunción y Velázquez se disponía a ingresar, por primera vez, a su despacho, donde un día antes había estado el renunciante Oscar Sépola.
Sin embargo, pese a lo repentino de la salida del dirigente radical, por obra de algún gracioso, Velázquez ya tenía en la puerta de su oficina el cartel de recibimiento.
La salutación era para un personaje que, según dicen, resurgió de las cenizas como el Ave Fénix, el "Ave Poio".
11 noviembre, 2008
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