A menos de un mes de que se largue la temporada de verano, cuando todavía no sabemos si vamos a tener las slots funcionando (en algún horario, al menos), cuando no sabemos que pasará con la culminación de la obra de gas, mientras los vecinos de la Cárcano siguen enardecidos porque no les terminan "nunca" la obra de ampliación, cómo si algo nos faltaba, se venció el contrato de concesión del basural.
Cuando lo llamé ayer al último concesionario, Carlos Marionsini, para entrevistarlo, me di cuenta que la cosa estaba peor que lo que me imaginaba. Su contrato culminó el pasado 20 de octubre y nadie se aventura a decir quién se hará cargo de los 140.000 kilos de basura diarios.
Marionsini dice, como acostumbra, sin escatimar las palabras: "Se venció, pero yo sigo haciendo el servicio, porque llegó a sacar mi gente del basural y todo se vuelve un desastre. No puedo cortar de un día para otro, pero estoy sin contrato ahora".
Digamos que, por el momento, el "Pájaro" -como lo conocen- "lo hace de onda", lo cual me dejó con la sensación concreta de que estamos indefensos ante todo.
Si mañana Marionsini dedice parar, el basural se vuelve un "desastre sanitario"; si el basural queda en ese estado, la empresa Co.Tre.Co se verá afectada para hacer la recolección de residuos, y nosotros -los últimos en cualquier cadena (alimenticia, económica, social)- quedamos, literalmente, tapados por la basura.
Debo confesar que la idea me resulta exagerada. Pero teniendo en cuenta que se nos viene la temporada ya no parece tan descabellada.
Ojalá que alguien, en el Concejo de Representantes (cuyos ediles no quisieron renovar el contrato, ni muestran estar preocupados por hacer el llamado a otro concesionario) o en el Departamento Ejecutivo (que tiene que llamar a licitación) entiendan que es necesario una pronta solución al conflicto.
06 noviembre, 2008
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