03 noviembre, 2008

La rompiente

(Rompiente: Bajo,escollo o costa donde,cortando el curso de la corriente de un río o el de las olas,rompe y se levanta el agua -2005. Diccionario de la Lengua Española -Espasa Calpe S.A)

Cada tanto pasan estas cosas.
Se sienten como espamos, reacciones diferenciales, explosiones.
Como la rompiente de una ola sobre la costa, hacen espuma.
Nos hacen cuestionar, interrogarnos, nos ponen en aprietos, nos hacen responsables también.
A mi me sucedió ayer, cuando escribía una nota sobre la aparición de un video sexual, cuyos protagonistas no tenían más de catorce años. Eran dos niños (convertidos en adultos) que jugaban un juego un tanto complicado de entender, lo hacían en Villa Carlos Paz -todavía una pequeña gran comunidad donde poco (y mucho) pasa desapercibido- y fueron blanco de una polémica que aún continúa abierta.
Cuando pasan estas cosas nadie queda fuera del debate, todo es analizado, pero poco asumido. Sin caer en concepciones "mojigatas", es fácil reprochar a aquellos dos chicos el haberse visto involucrados en tamaña escena, que quedó registrada en la cámara de un teléfono celular y que corrió como "reguero de pólvora" gracias a los "dobles-filos" de Internet, pero ¿cuán resposables hemos sido nosotros mismos para llegar a esta instancia?.
Pensaba y pensaba, pero no podía dejar de escribir, y es que el tiempo es más que tirano en horas de cierres y no deja margen para distracciones (¿o si?). De cualquier forma, no era la intención de este, que sueña ser periodista, cometer semejante infracción al manual, pero seguía debatiéndome como el hecho.
Con el mismo criterio de destrucción de valores y principios, del "vale todo" que reina en nuestra sociedad, ¿acaso no hemos sido nosotros también quienes mutamos y aceptamos lo inaceptable?
Pregunto y me pregunto a mi mismo, porque algún que otro grado de responsabilidad nos cabe como "hacedores de realidad", y qué sobre la construcción que hemos hechos del hombre/mujer moderno. ¿O es que eso no cuenta?
Cuando solté el teclado, la redacción del diario era un auténtico panel. Las voces se repetían una tras otra. Diagramadores, redactores, alguna que otra visita (que siempre las hay, sobretodo a la hora del café), argumentaban, se enfrentaban, levantaban la voz.
"Si aceptamos que Florencia de la V sea la mujer del año, y aplaudimos su casamiento, qué se les puede cuestionar a estos chicos. Es lo que aprendieron. Es la sociedad que tenemos hoy"; dijo uno.
"Nada, es cierto. Pero creo que hay diferentes niveles. No es lo mismo, que se case Florencia de la V, que lo que hicieron estos pibes. Fijate que la familia de uno se tuvo que hasta mudar por la vergüenza"; aseveró otro.
"Vergüenza"; pensé. ¿Será esa la palabra clave? Acaso de eso se trataba, ni cerca. Había algo más, una conjunción de factores, que desintegran todo tal y como lo conocemos. Las nuevas concepciones, las modas, lo aceptado. Y la familia, claro. La familia... pero ¿qué pasó con la contención, con la educación "casera"? ¿Se las llevó youtube? Me resisto a creerlo.
"Ustedes no van a querer aceptarlo, pero...los medios tenemos mucha responsabilidad en esto. Porque es lo que damos a la gente, es lo que se escribe a diario"; disparó un diagramador.
Ahí estaba, el eterno debate entre medios-sociedad.
Salí al ruedo. "Si, pero yo creo que no es una cuestión exclusiva ya de los medios. Hoy ya es dialéctica la cuestión, los medios no dan lo mejor, es cierto, pero a la gente no le interesa otra cosa. Estamos en una espiral que tiende a empeorar, pero que tiene factores con la misma responsabilidad, ya no podemos culpar a los medios. Pero más allá de los medios, la crítica debería ser hacia la sociedad entera, creo"
El debate se extendía, y la redacción de la nota también. Alcanzamos un punto en común en la discusión y me salí de la disputa, escuchaba las voces de fondo, pero en mi cabeza estaban los niños.
Más que nunca el episodio de la nota me resultaba como una ola rompiendo, con su violencia, su crudo impacto -anunciado- y salpicando por doquier. La espuma pasó... pero ojalá lo que trajo esta ola, al igual que la noticia, no se pierda en un mar de indiferencia, o peor aún, quede enterrado hasta que llegue una nueva rompiente.

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