Desde hace más de un mes, que esta mujer forma parte de un creciente número de padres que desconocen el paradero de sus hijos, que tiene un «desaparecido» de estos tiempos.
Con el apoyo de vecinos y familiares, Piazi organizó junto a la abuela de Myriam Domínguez una marcha que culminó con una entrevista con el juez Daniel Strassorier, a quien se le formalizó un encarecido pedido para que se agilicen las investigaciones.
Portando carteles, pasacalles y fotos de ambos jóvenes, la marcha atravesó las calles céntricas rumbo a la sede de Tribunales.
Mucho se asemejaba a una procesión, pero esta vez las imágenes que se llevaban no eran santos, eran figuras humanas, rostros que mostraban una vida de sin-sabores, de aciertos, de errores.
Dos jóvenes de los que no se tenía noticia, que se habían esfumado de sus hogares, que dolían en el pecho de sus seres queridos, en sus ojos irritados de tanto llanto.
Atiné a levantar la cámara de fotos, que es lo que hago cuando la realidad me sacude el piso, y fotografié el rostro de uno de los hermanos de "La Pantera", que era pura tristeza.
Y entonces vi también a la abuela de Domínguez, que se había quedado sin respuesta, sin aliento.
Me intenté convencer de que estas cosas pasan, pero era evidente que no debería ser así, que ni siquiera en la cabeza más desequilibrada se debían tomar por naturales estos sucesos.
Simplemente no se podían dejar pasar.
Entrevisté a María Celina Piazi y pude ver que se le anudaba la garganta cuando contaba que la última vez que mantuvo una conversación con su hijo fue el viernes 3 de Octubre, cuando el muchacho partió de su casa para buscar trabajo. «Después el lunes recibo un mensaje de su celular. Yo no sé si lo escribió él o qué, pero decía que estaba en Mendoza y que se iba a La Rioja, vuelvo a Córdoba y cuando pueda te llamo, decía. Entonces yo pensé cuando el tenga un tiempito me va a llamar, pero no pasó nada»; contaba la mujer.
«Es desesperante vivir así, mi vida es esperando alguna novedad, que me llame, me mande un mensaje. El nunca se iba sin avisar, no era así, siempre me llamaba o me decía `mira mamá, estoy en tal lado`. No era de hacer estas cosas. Por favor que nos ayuden, eso es lo que más pedimos»; agregó, mientras sostenía una foto de Javier.
La miré por última vez, y me pareció que esa figura que estaba frente a mí había desaparecido junto a su hijo. ¿Cosas que pasan?
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