28 diciembre, 2008

Las Fiestas y las vacaciones

Y ahí estamos, llegan las fiestas y son tiempos de balances.
¿Cuánto hicimos de lo que nos habíamos propuesto? ¿Cuánto dejamos de hacer?
Llegan las fiestas, y todos se hacen preguntas, pero también es tiempo de esas traumáticas reuniones familiares (donde también es tiempo de pasar alguna que otra facturita pendiente), de los amigos que llaman para "reventar" la noche en algún boliche repleto de gente, de las comidas interminables y de momentos nostálgicos.
Pero por ahí andamos los que preferimos dejar de lado los balances por un momento, de olvidarnos de todo, y de tratar de festejar de la mejor manera la Navidad y el Año Nuevo, los que preferimos "escaparnos" por ahí.
Me llegó el turno y me toca a mí salir de vacaciones por un ratito. Salir a recorrer algún lugar, a comer por ahí, a tomar sol, a meternos al mar, a pasar un buen momento.
Así que, este blog se toma vacaciones, al igual que la redacción y promete volver renovado y bronceado el próximo lunes 5 de enero.
Felices Vacaciones!

16 diciembre, 2008

Pensamiento de madrugada

¿Cuantas cosas me habrán quedado por decir?...
Es una pregunta que hace tiempo me vengo haciendo, y para la que todavía no encuentro una respuesta. Pensándolo bien, quizás nunca la tenga.
La cuestión es que la soledad no sienta tan mal, hay gente que ha nacido para vivir inmerso en ella, que se siente cómodo con los silencios, con las cosas no dichas, con su propia inmensidad.
Pero yo no soy de esos. Yo todavía soy de los que sufren, de los que los que sienten mucho. No soy ni el mejor ni el peor, sólo soy. A veces creo que soy lo que siento.
Pero la vida es así, se vuelve simple, se intensifica, tiene sus sinsabores y vuelve a deleitarnos. Aunque tiene eso, eso que nos deja encantados, que siempre vuelve a sorprendernos: su constante cambio.
Eso que es como un viento norte que nos lleva a otro puerto. Que nos encuentra con otros. Que nos acerca esos recuerdos. Eso es lo lindo de lo cotidiano, nunca sabemos que nos espera a la vuelta de la esquina.
Mientras tanto, se vuelve a la búsqueda. A la siempre linda y terrible tarea de encontrar eso que buscamos todos, eso que nos llene, que nos tranquilice, que nos guste y que nos haga vivir un poco más, o para siempre.

14 diciembre, 2008

¿Así de fácil?



Esta es una publicidad que hizo la agencia Rombo Velox para el día del periodista. Una salutación que me gustó mucho cuando la vi. Esta buena, la quería tener.

10 diciembre, 2008

25 años de Democracia


Octavio Paz, el poeta mejicano, sostenía: "Sin democracia, la libertad es una quimera". Una opinión que comparto plenamente, y que defiendo ante cualquier instancia. La democracia es la única forma de gobierno aceptable en este mundo, pero una democracia auténtica. Que contemple a todos, que respete las minorías, que fomente la participación y que haga valer los derechos ciudadanos.
Nuestra democracia argentina, tan domesticada, tan golpeada, que tanta sangre nos costó, deberá seguir fortaleciéndose, hoy a 25 años de su regreso.
Después del feroz paso de un gobierno dictatorial genocida, que escribió la página negra de nuestra historia reciente, y que bien decía Albert Camus "no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios sino sobre las faltas de los demócratas".
Por lo que, para defender esta democracia que amamos y nuestras libertades, debemos construirla a diario.
No podemos tolerar que se utilizada y malagastada por los poderosos, que pretenden embanderarse en ella. Hay que votar, hay que elegir nuestros representantes, hay que fortalecer la conciencia y conocer la historia, para que cuando aquellos personajes nefastos intenten volver (con otra cara, por supuesto, pero el mismo alma) se encuentren con nosotros, con nuestra coherencia, nuestro pensamiento y nuestra acción.

09 diciembre, 2008

Bubamara

Luces de colores, ropas que simulan estar colgadas en una soga, algo de circo, otro poco de feria de pueblo y grandes dosis de energía, así son las fiestas «Bubamara». Esos espacios «paganos» que resultan escenarios perfectos para soltar la alegría, para bailar y dejarse transportar a tierras balcánicas, siempre de la mano de aquellos sonidos propios de la cultura gitana.
Las «Bubamara» tienen el encanto suficiente para hacernos liberar las caderas, revolear los pelos y hacernos parte de una suerte de ritual, que esparce -mágicamente- por el aire múltiples sensaciones.
Nadie sabe bien cómo hacerle frente a la música que suena a todo volumen, algunos saltan, otros bailan rock, todos se mueven, eso sí. También estamos nosotros, que -al principio- miramos, pero, de a poco, vamos dejarnos llevar como todos.
La verdad es que debo confesar que mi visita al mundo de las «Bubamara» fue más bien obra de las casualidades, más que a una tarea investigativa. En un principio su nombre no me había inspirado mucho entusiasmo; todavía eran épocas en que yo no sabía que las fiestas eran recomendables encuentros culturales, y, menos aún, que «Bubamara» era un «pajarito» de las tierras serbias.
Sin embargo, ahí estaba yo. Perdido en un extravagante y colorido encuentro en Art Decó, donde desfilaban personajes de los más variados, donde todos, tanto jóvenes como aquellos que ya peinaban canas, se reunían en un interminable «baile del trencito».
Me acerqué a la barra, pedí algo para beber, y me dispuse a disfrutar de lo distinto. A formar parte de la diversión, a escuchar el mini-recital de Onda Vaga (una banda que encajaba a la perfección con el espíritu de la fiesta, y también con mi gusto musical); mientras esperaba para hablar con Mario Rossi, uno de los organizadores de estas celebraciones, que se iniciaron hace seis años.
«Hay cosas que se repiten siempre en las fiestas, uno de esos rituales es eso que estás viendo: el trencito. También están los puentes, las danzas circulares y sobre el final, hasta se suele bailar una especie de tarantela. Porque es como un casamiento gigante, donde nadie se conoce con nadie, pero todos bailan con todos»; me cuenta Rossi.
Rossi junto a un grupo de amigos se había «hartado», como el mismo dice, de salir «siempre a los mismos lugares, a hacer las mismas cosas». Entonces, simplemente, decidió crear «la fiesta que siempre buscábamos, pero nunca encontrábamos». Y así fue.
De aquellos comienzos -donde un círculo íntimo bailaba hasta el hartazgo- se llegó a la actualidad, con las «Bubamara» girando por Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Mendoza, La Plata; y con (cada vez menos) esporádicas visitas a Montevideo (Uruguay) y Santiago (Chile).
Para cuando volví a depositar mis ojos sobre la pista de baile, todos estaban en una comunión de proporciones importantes. La música de Emir Kusturica, Goran Bregovic, los sonidos más modernos a cargo del deejay Shantel y Gogol Bordello se repetían, y la fiesta estaba en su punto más caliente.
Recibí gustoso un vaso con gelatina y vodka (rebautizado como el trago Unza-Unza), cortesía de la organización, y miré -desde una suerte de balcón- a mis amigos. Así comenzaría mi historia con las fiestas balcánicas, cuando bajé esas escaleras y me metí en el corazón de la Bubamara.
La gran fiesta gitana en medio de la ciudad de Córdoba, que promete dar un par de vueltas más, tal y como si se tratase de una rueda de parque de diversiones; algo que tampoco le es tan ajeno.

04 diciembre, 2008

Los ángeles y el demonio

Así de locos estamos.
"No existe forma racional de entender este episodio"; me dijo el fiscal Ricardo Mazzuchi, cuando todavía aseguraba que no podía salir del estupor que le había causado el hallazgo de los niños, esos dos pequeños que habían sido asesinados a martillazos por su propio padre.
El mismo sentimiento se había propagado velozmente entre quienes iban conociendo la noticia. Nadie podía concebir tamaña aberracción, tanto odio, tanta perversión.
¿Cómo entender a Ariel Liendo? ¿En qué cabeza puede pensarse que una buena manera de recuperar a una ex-mujer o de tomarse "venganza" es matar a sus propios hijos, es matar siquiera?.
Debo confesar que por mucho tiempo, incluso aún hoy no lo tengo bien claro, llegué a odiar al infame Ariel Liendo.
Todavía no lo perdono, coincido con que son crímenes que sólo los puede perdonar algún Dios, algo que escape a nuestro carácter humano. Yo me acepto como humano y sostengo que hay cosas que no las puede tolerar, y esta es una de ellas.
Fue cada vez que pensé en los pequeños, en Tiago (de dos años) y Axel (de cinco), que murieron mirando cómo su padre (el que tendría que haberlos cuidado, que tendría que haberles dado un fuerte abrazo) era quien los asesinaba.
Ni hablar de lo que siguió, Liendo llevándose los cuerpecitos hasta el descampado donde fueron hallados, con la mitad de la carne desgarrada. Seres mutilados. Almas libres, pero adoloridas.
Algún matutino cordobés tituló que eran "angelitos", y cuánta razón tenía, angelitos en manos de los demonios que se apoderaron de su padre. Y no importa cuáles hayan sido, drogas, alcohol, celos, frustraciones, conductas violentas, nada importa ante la macabra escena.
Todo parece chico ante el dolor de Cecilia Guzmán (la madre) que se siente huérfana, huérfana de amor, huérfana de vida.
Todo parece absurdo ante el grito visceral de Julio Guzmán, el abuelo materno, quien se lamentaba no haber impedido que su yerno siguiese suelto, pese a que había golpeado a su hija en reiteradas veces.
"Por qué no lo maté antes, ahora él está vivo y lo tenemos que alimentar gratis en la cárcel"; se repetía Guzmán, quien pedía a la policía que lo dejaran "matar" al "asesino" de sus nietos. "Déjenme que lo mate, déjenme"; exclamaba y por un momento los efectivos (que despreciaban tanto a Liendo como a todos los que conocimos la noticia) lo pensaron seriamente.
Incluso llegaron a pensar en hacer justicia con sus propias manos, pero cuando Liendo pidió que lo mataran (mientas viajaba a la Alcaidía de Villa Carlos Paz)entendieron que lo peor para un cobarde sería tener que enfrentar las consecuencias de su propia acción. Lo dejaron vivir, lo dejaron sufrir.
Hoy Liendo ya está en Bouwer, y pagará en vida sus pecados.
Ojalá algún día alguien lo pueda perdonar...
De esos ángeles, nos quedará el recuerdo. Recuerdo de cuando mataron los demonios de su padre...y de tantos otros.

02 diciembre, 2008

Libertad

Diez chicos, de esos que estudian y duermen en las escuelas rurales, que combinan la casa y el aula en el mismo edificio, bajaron hace algunos días desde la Pampa de Achala hasta Villa Carlos Paz, vinieron a conocer, a disfrutar, y cada rostro era pura sonrisa.
Todo estaba por descubrir para esos pequeños que salían de las Altas Cumbres, de la nada hasta la ciudad.
Eran dueños del silencio, de la infinidad de la pampa, eran tan simples y transparentes como el agua de los arroyos cristalinos.
Acompañados de sus maestras habían pasado un día entero recorriendo los atractivos de la ciudad, cuando se disponían a cenar «pizza libre» en el Hotel Eiffel, donde se alojarían.
-¿Seño, qué es libre?; preguntó Joaquín, que terminaba de comer su porción de pizza.
-Que podés servirte otra porción; respondió la maestra.
No hizo falta más que eso, Joaquín, sigilosamente, se dirigió hasta las mesas con la comida y cortó otra porción de la variedad mozzarella. Le pareció sabrosa, mejor que la ya había probado.
No pasó mucho tiempo más, cuando Joaquín repreguntó: -¿Libre, significa dos porciones nada más?.
-No, podés servirte otra más si querés; le contestaron.
Nuevamente, el niño se levantó, se dirigió a la mesa de comida, y volvió a cortar otra porción. Joaquín se estaba entusiasmando con la libertad, y soltó: - Entonces... ¿libre son tres porciones?.
-No, libre son la cantidad de porciones que quieras. Hasta que no haya más hambre; le dijo la maestra, dando por finalizada la charla con su curioso alumno.
Esa fue la vez que Joaquín aprendió sobre los encantos de la libertad.