A veces hay que volver, necesariamente, al ruedo. A mi me tocó hace un par de semanas, cuando cambié la arena escurriéndose por mis manos, la brisa del mar, los fogones de playas y la noche atlántica, por otros encantos. No sabría decir si mejores o peores, diferentes.
La costa por las sierras, donde viví la mayor parte de mi vida, por los paisajes que genera en su plenitud el lago San Roque, por la profesión que intento profesar, las noticias y todo lo que también me hace ser quien soy.
A los lectores, les confieso: La pasé realmente bien. ¿Si quería volverme?, sinceramente creo que tenía tanas ganas de volver como de quedarme, producto de esa ambigüedad que siempre generan las partidas.
Pero, en este tiempo que este blog no estuvo en redacción, el verano se hizo presente en las sierras. Debutaron las obras, comenzaron los primeros escándalos del verano, se sucedieron varios acontecimientos políticos de importancia, y hasta contamos con Presupuesto nuevo.
Pero todavía queda mucho, recién comienza el año y parece que traerá consigo un fuerte movimiento; por lo pronto, sepan disculpar demoras en las actualización de este espacio, que refleja tanto los aspectos de la vida de este cronista, que hasta reflejará también su falta de tiempo.
Todo es producto del verano, que nos lleva hacia el terreno de las marquesinas, las purpurina, las lentejuelas y toda la farándula, o lo que es lo mismo decir: A uno de los pilares del Carlos Paz de verano, el espectáculo.
11 enero, 2009
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